Apuesto a que tú también, como yo, tuvimos un sueño en el cajón cuando eras niño: ¡conviértete en un gran dibujante! Por otro lado, ¿quién nunca ha querido crear su propio cómic? Lástima que una vez que hayas crecido, las cosas no hayan ido de esta manera, que no tengas más tiempo (y deseo) para cultivar esta tu pasión y que, al final, te encuentres haciendo cualquier otra cosa.